«¿Hoy tampoco trabajas, papá?
-No, hoy no, me han dado permiso para poder estar contigo aquí, cuidándote.
-¿Y no pueden darte esos permisos cuando estoy bien, cuando no estoy enfermo, para que podamos pasar mas tiempo juntos?
Y fue ahí cuando comenzó a dolerle el corazón. Esa noche intentó recordar las veces que él había estado en casa entre semana: cuando cogió aquella gripe tan fuerte, cuando tuvo un accidente en la mano, cuando se murió el abuelo, el día libre que pidió para acudir al entierro de su suegra…pero nunca le habían dado permiso para celebrar la caída de un primer diente, para enseñar a su hijo a ir en bici, para pasar juntos el día de su cumpleaños, para bañarse en la playa…en definitiva, para las únicas cosas importantes de la vida jamás le habían dado permiso en el trabajo.»