«También gana un príncipe gran estima cuando es un amigo y un enemigo de verdad, es decir, cuando se muestra sin ningún miedo a favor o en contra de unos y otros. Esa actitud siempre será más útil que quedarse neutral, porque, si dos hombres poderosos cercanos a ti llegan a las manos, su condición puede ser tal que, al vencer uno de ellos, tengas que temer al vencedor, o no.
En cualquiera de los dos casos, siempre será más útil que te descubras y luches abiertamente, porque, en el primer caso, si no te descubres siempre serás presa del que vence, con el placer y la satisfacción del que ha sido vencido, y no habría ninguna razón para que te defiendan ni te acojan. Porque el vencedor no quiere amigos sospechosos que no le ayuden en las adversidades y el que pierde no te acoge si no has compartido su suerte con las armas en la mano.»